El estrés, el ritmo de vida y los hábitos poco saludables son las principales causas de los trastornos del sueño, según expertos en el ámbito de la salud. En las sociedades occidentales, dormir en pareja es común y se considera un símbolo de intimidad y compromiso en la relación. Sin embargo, la incompatibilidad como compañeros de sueño puede debilitar las relaciones.
Ante esta situación, algunos expertos sugieren la «separación voluntaria nocturna», es decir, dormir en habitaciones separadas para garantizar un sueño de calidad. El mal sueño puede afectar el estado emocional, provocando irritabilidad, ansiedad y cambios de humor, lo cual puede afectar las relaciones interpersonales. Dormir en pareja puede intensificar el sentido de apego y amor, pero también puede afectar negativamente la calidad del sueño.
Es por ello que algunas parejas optan por el «divorcio del sueño», durmiendo en camas separadas o habitaciones distintas para evitar problemas de sueño y relaciones. Otra propuesta es el método escandinavo, que propone compartir la cama, pero con edredones separados, para mantener una sensación de individualidad.
Priorizar el propio sueño es importante para mantener una relación feliz y evitar conflictos. Factores como la temperatura de la habitación, el tipo de colchón y la hora del sueño pueden ser incompatibles entre dos personas que duermen juntas. Además, los horarios de sueño incompatibles, el trabajo nocturno y otros factores pueden causar trastornos del sueño y afectar la calidad de vida y las relaciones de pareja.
Para mantener un equilibrio, se sugiere pactar una hora de ir a la cama juntos para tener un momento de intimidad y luego que cada uno siga su propio horario para dormir. En conclusión, no siempre es necesario dormir en pareja para tener un buen descanso y mantener una relación saludable. Cada pareja debe encontrar la fórmula que mejor se adapte a sus necesidades individuales.
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