Durante el invierno y las bajas temperaturas, es común que muchas personas se enfermen y tengan problemas respiratorios asociados a resfriados y gripes. Sin embargo, en algunos casos, estos síntomas pueden ser de COVID-19. Según el último informe del Instituto de Salud Carlos III, esta semana ha habido más hospitalizados por COVID-19 que por gripe. Además, el porcentaje de positividad del virus SARS-CoV-2 ha aumentado hasta el 15,2%.
Los virus afectan más en los meses fríos cuando las defensas del pulmón están más debilitadas. Es por eso que los primeros en contagiarse suelen ser los niños, pero los casos en adultos también están aumentando. En estas fechas, las variantes del virus SARS-CoV-2, como XBB.1.5., F456L y BA.2.86, han logrado propagarse con facilidad.
Los síntomas de estas variantes son similares a los de un resfriado, como tos, congestión y dificultad para respirar. También pueden ocasionar fiebre, escalofríos, fatiga, dolores musculares, de garganta, náuseas, vómitos o diarrea. La duración de los síntomas suele ser de cinco a siete días, aunque puede variar según la persona.
Es importante destacar que la pérdida temporal del gusto y el olfato ha ido desapareciendo como consecuencia directa del COVID-19, pero algunas personas aún pueden experimentar estos síntomas. Por lo tanto, es crucial estar atentos y tomar las medidas necesarias para prevenir la propagación del virus.
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