La duquesa de Medinaceli y su novio, Maxime Corneille, celebraron su boda en Jerez de la Frontera el pasado fin de semana. El enlace tuvo lugar en la iglesia de San Miguel, donde los invitados pudieron disfrutar de una hermosa y emotiva ceremonia.
Entre los asistentes más destacados se encontraban los reyes Guillermo y Máxima de Países Bajos, quienes acudieron acompañados de su hija, la princesa heredera Amalia. La presencia de la realeza europea en esta boda real no pasó desapercibida, generando una gran expectación y convirtiendo el evento en todo un acontecimiento.
La novia, luciendo radiante y elegante, llegó a la iglesia en un carruaje de caballos acompañada de su hermano. Vestida con un hermoso traje blanco roto con bordados, la duquesa de Medinaceli deslumbró a todos los presentes. Aunque no llevaba tiara, sí llevaba un impresionante broche de diamantes en su recogido, añadiendo un toque de sofisticación y distinción a su look nupcial.
Según los rumores, el vestido de la duquesa fue diseñado por la firma T.BA, propiedad de su amiga Sol Prado. Esta elección no resulta sorprendente, ya que la diseñadora se ha convertido en una de las favoritas de las celebridades y la alta sociedad.
El padrino de la ceremonia fue el hermano menor de la duquesa, quien tomó este papel debido a la reciente muerte de su padre. A pesar de la tristeza que embargaba a la familia, el enlace se celebró en un ambiente de alegría y amor, marcando el inicio de una nueva etapa en la vida de la duquesa de Medinaceli y su esposo.
Esta boda real ha sido uno de los eventos más comentados en el panorama social en las últimas semanas, consolidando el estatus de la duquesa como una de las figuras más relevantes de la nobleza española. Sin duda, este enlace ha dejado huella en la historia de la realeza y ha sido testigo de un amor que trasciende fronteras y une a dos personas en sagrado matrimonio.
«Infuriatingly humble tv expert. Friendly student. Travel fanatic. Bacon fan. Unable to type with boxing gloves on.»