El primer ministro de Portugal, António Costa, ha presentado disculpas públicas a la población y ha anunciado su renuncia a ocupar cualquier cargo público. Costa se encuentra actualmente bajo investigación por supuestos delitos de corrupción y prevaricación.
En sus declaraciones, el primer ministro ha admitido que es probable que no vuelva a ocupar un cargo público debido a la duración estimada del proceso judicial en su contra. Ha manifestado su disposición a colaborar plenamente con la justicia y ha expresado su vergüenza y traición por la incautación de sobres de dinero en el despacho de su jefe de gabinete.
A pesar de las acusaciones en su contra, Costa ha negado rotundamente haber cometido actos ilícitos y ha declarado que está dispuesto a ser escuchado en el proceso judicial para demostrar su inocencia. Ha destacado que su «mejor amigo», Diogo Lacerda Machado, no ha tenido ninguna participación en su gobierno durante muchos años y no ha discutido con él sobre los negocios que están siendo investigados.
En un llamado a la población, Costa ha pedido a los portugueses que no confundan la responsabilidad individual con el ejercicio del gobierno. Ha instado a que no se juzgue a todo un gobierno por los supuestos errores o actos indebidos de un individuo.
Las disculpas y la renuncia de Costa han generado conmoción en la opinión pública en Portugal. Los ciudadanos esperan una respuesta firme por parte de la justicia y están expectantes ante los resultados de la investigación en curso.
Este escándalo de corrupción pone en tela de juicio la integridad política del gobierno portugués y puede tener consecuencias significativas para la estabilidad y la confianza en las instituciones del país. La renuncia del primer ministro puede ser un hito en la historia política de Portugal y podría marcar un antes y un después en la lucha contra la corrupción en el país.
Las próximas semanas serán clave para el proceso judicial de António Costa y para la pacificación del panorama político en Portugal. La sociedad portuguesa está a la espera de respuestas claras y contundentes, así como de un cambio hacia una mayor transparencia y ética en el ejercicio de los cargos públicos.
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