Rusia busca y captura a la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, y otros altos cargos de las repúblicas bálticas debido a la destrucción de monumentos a soldados soviéticos de la Segunda Guerra Mundial. Estas acciones consideradas «hostiles» contra Rusia y una «profanación de la memoria histórica» según el Kremlin.
María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, afirma que deben responder por «crímenes contra la memoria». El nombre de Kallas aparece en la lista de personas buscadas por el Ministerio del Interior ruso, al igual que el secretario de Estado de Estonia y el ministro de Cultura de Lituania.
La Justicia rusa ha iniciado 16 casos penales por destrucción de monumentos en los países bálticos, Polonia y Ucrania. Tras la caída de la Unión Soviética, los países bálticos tienen diferentes visiones sobre la historia y consideran al Ejército Rojo como una fuerza ocupante.
Estos hechos han generado tensiones entre Rusia y los países bálticos, ya que cada uno tiene su propia perspectiva sobre la Segunda Guerra Mundial y el papel de la Unión Soviética. Mientras que Rusia ve a los soldados soviéticos como héroes que lucharon contra el fascismo, los países bálticos los consideran como invasores y ocupantes.
Las acciones de destrucción de monumentos han causado polémica y división en la región. Mientras que algunos consideran que estos monumentos representan la opresión y el sufrimiento causado por el régimen soviético, otros argumentan que se trata de una falta de respeto hacia aquellos que perdieron la vida en la guerra.
El conflicto entre Rusia y los países bálticos en torno a la memoria histórica es un tema complejo que no tiene una solución sencilla. Ambas partes defienden sus puntos de vista y buscan proteger sus propios intereses. La búsqueda y captura de altos cargos de los países bálticos por parte de Rusia solo agrava estas tensiones y dificulta la búsqueda de una solución pacífica.