Los conflictos en el océano se convierten en la principal disputa para el 2024, según un artículo publicado por The Economist. En esta situación, los buques de guerra chinos navegan cerca de Taiwán y los hutíes de Yemen aumentan la tensión en la región. El estrecho de Bab al Mandeb es clave para el comercio global, pero desafortunadamente, está envuelto en el conflicto en Yemen.
Los hutíes, un grupo armado político-religioso en Yemen que profesa el Islam chií, han logrado tomar gran parte del país. Asimismo, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos apoyan al gobierno yemení y se enfrentan a los hutíes. Los ataques de los hutíes en el estrecho de Mandeb amenazan el comercio internacional y la seguridad marítima.
La situación se ha vuelto tan crítica que las grandes navieras han suspendido el tráfico a través del canal, y las consecuencias económicas ya son perceptibles. Para proteger la navegación en esta importante ruta, Estados Unidos creó la coalición «Guardián de la Prosperidad». Aunque España ha declinado unirse a esta coalición, defiende su papel en la Operación Atalanta contra la piratería.
Hasta el momento, la coalición ha logrado interceptar misiles y drones hutíes, pero recientemente se realizaron ataques contra los hutíes. El Reino Unido, Estados Unidos y otros países han respaldado esta operación en el estrecho de Mandeb, mientras que Irán, Turquía y Rusia han condenado los ataques.
El líder de los hutíes ha amenazado con represalias y ha comparado la intervención con Vietnam y Afganistán. Sin embargo, el catedrático José María Peredo considera que la respuesta es concreta y está más relacionada con la lucha contra la piratería que con las intervenciones en Irak o Siria. La situación en el océano sigue generando preocupación y es necesario tomar medidas concretas para garantizar la seguridad marítima y el comercio global.
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